jueves, 21 de septiembre de 2017

Crítica literaria a la primera novela de Isabel Allende: La casa de los espíritus

La casa de los espíritus, de Isabel Allende.
Hoy se cumplen 44 años del derrocamiento y asesinato del presidente electo en 1970 en Chile, Salvador Allende. Como un pequeño homenaje a este hombre que dio realmente su vida en defensa de sus ideales y, por consiguiente, de los ideales del pueblo que lo votó, elegí traer un libro de su sobrina, la gran escritora Isabel Allende.
No es la primera vez que hablamos de esta escritora chilena, nacida en Perú (2/8/1942), hoy residente en California, escritora casi compulsiva, tiene en su haber más de 18 obras, entre ellas novelas, cuentos, memorias. Perteneciente al movimiento creado por Gabriel García Márquez, el Realismo mágico, Isabel Allende nos brinda, desde su primer libro, La casa de los espíritus, material para amarla o despreciarla. Esto no es novedad, siempre pasa cuando, junto con la escritura, va acompañada de un éxito editorial casi sin precedentes.
Hoy traemos su primera novela, editada en 1982
La casa de los espíritus es un libro atrapante, que narra la historia de una saga familiar, en un país similar a Chile (y a tantos otros países latinoamericanos). En ella encontramos a personajes como Esteban Trueba, el terrateniente que representa como pocos a los dueños de la tierra de nuestros países, casados con Clara, mujer clarividente y padre de Blanca, joven que mantiene desde niña una relación que culmina en un amor sin precedentes con Pedro Tercero García, hijo del capataz de su padre.
La relación de amor odio que se desarrolla entre Blanca y su padre, Esteban Trueba, lleva a la novela por caminos sinuosos, ya que un hijo natural del terrateniente, nacido de una violación, Esteban García, hace que el patriarca recurra a él para enfrentar al amante de Blanca. Este ser despreciable, con el golpe de estado, será un militar que terminará torturando a Alba, la hija de Blanca y de Pedro; voz que lleva la novela adelante.
Como toda novela de realismo mágico, aparecen muchos personajes que van armando un entramado de historias secundarias y diversas.
La casa de los espíritus es una novela para leer sin pensar demasiado si Isabel Allende se parece más o menos a García Márquez, acusación que le han hecho muchos críticos literarios, sino para leer y disfrutar de una historia que, para nosotros, latinoamericanos, no nos es tan lejana.
A leer, señores, que no nos agarre el fin del mundo sin un libro en la mano.

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