miércoles, 24 de julio de 2013

Sta. Fernández ó Sra. Escurra





Mabel había llegado al estudio del Dr. Gutiérrez al otro día de haber recibido la carta.
Cuando la empleada unos días atrás se la entregó, quedó sorprendida. “Sta. Mabel Fernández” ¿Cómo Fernández? Ella era hacía un año y medio la Sra. Mabel Escurra, la esposa del Dr. Agustín Escurra ¿Quién podía mandarle una carta con su apellido de soltera?.
Abrió el sobre. Lo que leyó la sorprendió:
“Sta. Mabel Fernández, sírvase presentarse en mi estudio sito en la calle   Viamonte 284 3 piso “C” a la brevedad posible. Asunto de absoluta reserva.

Saluda atte.

                        Dr. Gutiérrez”.
No supo si contarle a Agustín. Decidió guardar silencio. De todas maneras, pensó, no es algo relacionado con él, la carta decía claramente “Sta. Fernández”.
Miraba el papel y trataba de encontrar alguna señal, alguna pista ¿ de qué podía tratarse? ¿qué quería ese tal doctor Gutiérrez? Todo le resultó muy extraño.

La puerta se abrió y la secretaria del Dr. Gutiérrez la invitó gentilmente a pasar a la oficina. Del otro lado del escritorio, el escribano, sin mirarla, le propuso que se sentara. Lo que tenía que decirle era algo engorroso. Mabel se sentó y escuchó.
- Sta. Fernández, me ha llegado la noticia que su tío, el Sr. Julián Fernández la nombró única heredera...
-¿Julián... heredera...?
            - La suma, continuó el escribano casi sin oírla, es de...

Con la mirada perdida en alguna parte de la oficina recordó los treinta años que Agustín le llevaba, el esfuerzo de cada  noche para disimular lo que sentía, en lo caro que le había costado ese apellido que lucía como una costosa alhaja.
Cuando se recuperó escuchó su propia voz que repetía “de haberlo sabido....siempre supe que no tenía que tomar decisiones apresuradas…


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